CPC y Reforma Laboral II

El martes 15 de diciembre del 2015, en Economía y Negocios del diario “El Mercurio”, Salas vuelve a tratar el tema de la Reforma Laboral. Veamos sus argumentos:

El presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), Alberto Salas, reafirmó sus críticas a las indicaciones a la reforma laboral introducidas la semana pasada por el Gobierno.

Tras participar en una sesión de la Comisión de Economía del Senado para debatir acerca del proyecto de ley que busca establecer penas de cárcel a la colusión, Salas calificó las modificaciones que presentó el Ejecutivo como “muy menores” y sostuvo que “no corrigen los problemas de fondo”.

“No soluciona cómo lograr un mercado competitivo que incluya más gente, sobre todo mujeres y jóvenes. Tampoco permite tener mejores remuneraciones”, dijo el empresario. En cuanto a la extensión de beneficios, uno de los pilares de la reforma laboral, el timonel de la CPC indicó que “debe ser para todos”.

Salas apoyó una negociación equilibrada entre las organizaciones sindicales y las empresas.

“Los sindicatos no pueden tener un poder de negociación que obligue a la empresa a adoptar acuerdos que no son económicamente viables en el largo plazo. Es casi un chantaje”, destacó el líder empresarial. También acentuó que los “ejemplos están a la vista y, últimamente, también en empresas públicas”.

Salas apeló a tener una reforma laboral que impulse la productividad, que permita más y mejores puestos de trabajo, mayores remuneraciones y que se haga cargo de los desempleados.

El Sr. Salas quiere un “mercado competitivo”, pero no dice nada respecto a quienes pueden señalar lo mismo, pero hacen lo contrario, como coludiéndose (no somos los trabajadores quienes rompemos el marco básico). Respecto a que quiere que incluya a más gente, nosotros decimos AMÉN (es lo que buscamos, sólo que nosotros no queremos que esa inclusión sea quitando derechos a los trabajadores). Nos dice que quiere “mejores remuneraciones”, pero no quiere que los trabajadores tengan herramientas para lograrlo y, lamentablemente, para la mayoría del empresariado ese no es un fin a buscar, sino justamente el contrario para “abaratar costos”. Podría dar una idea de como lograr alinear a su gente por el noble principio que señala como meta!!!

Nos dice también que “Los sindicatos no pueden tener un poder de negociación que obligue a la empresa a adoptar acuerdos que no son económicamente viables en el largo plazo. Es casi un chantaje”, por ello no quiere entregar la posibilidad de huelga. El principio que quiere desmantelar es un derecho fundamental de los trabajadores, reconocido constitucionalmente y el único argumento de los trabajadores para negociar: nuestra fuerza de trabajo. Se sigue la lógica de que los empresarios saben lo que nosotros queremos y necesitamos, y somos niños chicos por los cuales los papás (empresarios) deben tomar las decisiones.

Sr. Salas, los trabajadores somos adultos, sabemos que la huelga no es el mejor camino, que durante el curso de ella no recibiremos nuestra remuneración por lo que nos implica una pérdida, pero como las vacunas para los niños, cuando no existe otra posibilidad, hay que aplicarla a pesar del dolor que pueda causar. Que el trabajador no tenga ningún elemento para negociar, eso es chantaje, eso genera “negociaciones” unilaterales que hacen a la empresa viable en el largo plazo, pero inviable la vida de las y los trabajadores en el corto.

Respecto a que la reforma apunte a la productividad, lo apoyamos. Si los trabajadores tienen un sueldo justo podremos producir más y mejor.

Ahora bien, que la llamada “reforma laboral” sólo se centre en los capítulos ligados a la negociación colectiva y sindicatos no es nuevo. También se hizo una “plan laboral” abarcando sólo los mismos capítulos y, a decir el autor, el título es porque plan sindical “no suena bien” (esto aparece en la página 23 del libro “La revolución laboral en Chile” de José Piñera). Bueno, lo mismo ocurre hoy. La reforma que él propone realizar debe, necesariamente, venir después que los trabajadores logren un relativo equilibrio en la relación, salvo que prefiera que los trabajadores sólo lo hagan “por un plato de arroz”.

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