
En El Mercurio del domingo 31 de octubre del 2015, el biexcandidato presidencial, ex candidato senatorial, ex candidato a diputado, ex alcalde y ex ministro de Estado, Joaquín Lavín señalaba lo siguiente:
Ningún país del mundo está hablando hoy de darles más poder a los sindicatos.
Esta frase está en relación a la Reforma Laboral que se está discutiendo en el Congreso, y podemos analizarla desde diversas perspectivas. Invitamos a hacerlo desde una óptica positiva, esto es, asumiendo que lo señalado sea una verdad que no vamos a cuestionar.
De la frase se deduce que, si en ningún país del mundo se hable de darles más poder a los sindicatos, tampoco en Chile debemos hacerlo, luego, cualquier reflexión que no trate de buscar el fondo de esas palabras sólo puede estar de acuerdo con lo señalado por el político.
Pero debemos señalar que en los países más desarrollados, con los cuales muchos se quieren equiparar, no tienen las condiciones que hoy exhiben los sindicatos chilenos. En muchos países está permitido la negociación ramal, la titularidad sindical, la efectividad de la huelga como elemento que equilibra las fuerzas en el momento de la negociación, todas ellas inexistentes en la actual ley laboral.
El Ministerio del Trabajo convocó, previo a que la Presidenta diera el vamos al actual proyecto de reforma laboral, a un comité asesor conformado por connotados expertos laboralistas, para recibir un análisis por parte de ellos. La idea que les señalaron era tenerlos como un órgano consultor mientras se discutía la ley. Les entregaron el proyecto y los invitaron a una primera reunión para saber sus puntos de vista.
Pero, SORPRESA!!!!!, todos ellos señalaron que el proyecto, más que ayudar a los trabajadores les perjudicaba. Que las pocas cosas que les favorecían a los trabajadores, del actual Código del Trabajo (hecho por José Piñera en tiempo de Augusto Pinochet y que no ha tenido cambios fundamentales en los últimos 40 años), las perdían.
En ésta serie de artículos sobre la Reforma Laboral analizaremos todas las propuestas, las que convienen a los empresarios, las que convienen a los trabajadores, de manera que cada uno pueda tener su propia idea.
Respecto a la propuesta del ex candidato presidencial, yo le diría que la acepto, siempre que antes les den a los trabajadores lo mismo que ya tienen en el resto del mundo, sino, pues hay que tratar en obtener derechos perdidos para tratar de nivelar la cancha.
Deje un comentario