
Éste 26 de marzo nos preparamos e invitamos a todas y todos a una gran marcha familiar. En ella queremos pedir el fin de un sistema que sólo empobrece a las y los trabajadores de Chile.
Es una marcha alegre, porque se ha instalado el tema de las pensiones en la agenda pública. Es una marcha alegre porque queremos que todas y todos podamos participar, abuelas y abuelos, trabajadoras y trabajadores, escolares e, incluso, recién nacidos.
No es un día de protesta, sino de una demostración de una inmensa solidaridad con quien hoy está afecto a éste cruel sistema de vida, que por años aportó a un fondo y que hoy, no le alcanza para vivir un par de días. Por eso todos solidarizamos, porque más temprano o tarde llegará el día de nuestra jubilación y nos veremos enfrentados a una dura realidad, que nuestros fondos han sido expuestos al vaiven del mercado y que “hemos perdido” nuestros ahorros.
Queremos que sea un día feliz, ya que hablamos de nuestra jubilación. Esta palabra viene de júbilo, que significa manifestar una alegría inmensa con signos externos. A su vez, ya desde antiguo, existía en la tradición hebrea el año jubilar, que ocurría cada 50 años donde las deudas eran perdonadas, los esclavos liberados y lo comprado volvía a su antiguo dueño. Después, la tradición cristiana la tomó como un año de perdón y reconciliación. Es decir, siempre, esa palabra, estuvo ligada a libertad y alegría.
Pero hoy, mirando a quienes dieron todo durante su vida, las AFP les entregan sólo miserias. Personas que gastan más dinero en ir a buscar su jubilación que aquello que reciben. Ciertamente, hoy no es tiempo de alegría, sino de pena y rabia contenida.
En el lápsus que media entre la entrada laboral y el esperado momento de poder disfrutar lo construído en sus muchos años laborales, hemos visto que las AFP han logrado cuantiosas ganancias, que han celebrado, ciertamente, con júbilo. Las empresas, por otro lado, que han recibido préstamos baratos de nuestros aportes al fondo de pensión, también han gritado de júbilo con sus ganancias, y premiado a los ejecutivos con inmensos bonos por la labor realizada. Pero los trabajadores no cuentan dentro de éste júbilo, al contrario, retrasan la edad para que el monto les permita sobrevivir. El júbilo ha llegado a las AFP y empresas, pero no a los trabajadores!
Por eso marcharemos contentos, porque queremos mostrarnos, cara descubierta, que queremos ser actores de esta felicidad. Porque queremos tomar, en nuestras manos, un sistema que nos permita gozar nuestros últimos años, después de haberlo dado todo. Porque queremos una vejez alegre, jubilar, gozosa y digna. Es por esto que nos llaman a marchar, porque nuestro futuro está en nuestras manos y sabemos que lo vamos a cambiar.
Marchemos alegres y jubilosos por Chile, por su futuro y por cada uno de nosotros.
Deje un comentario